¡Vaya! 6 años han pasado desde la última vez que escribí en este blog, hice mute sin decir hasta luego... nos vemos... o siquiera adiós. La verdad es que no hubo ningún plan o intención, seguí activa en mi página de Facebook (Abriendo la caja de Pandora) compartiendo, mas no mucho sobre mi camino de sobreviviente.
¿Qué ha ocurrido en estos 6 años? ¡Uff!... trataré de hacer un resumen...
Desde el fallecimiento de mi abuelo y la partida a otra ciudad de mi abuela les compartí que me hice un par de tatuajes celebrando el vigésimo aniversario de mi segundo cumpleaños (ya cuento con dos más) y cómo parte del origen de mis desórdenes alimenticios tienen que ver con mi abuela. Supongo que entré en un período de introspección, de crecimiento interno, hubieron pérdidas familiares importantes y... pese a todos los pronósticos logré ser madre no solo una sino dos veces, así que dejé mi trabajo al ser embarazos algo riesgosos; encontrar el equilibrio en esta nueva etapa no ha sido sencillo, ha consumido cada gramo de mi energía física y mental, ¿feliz? por su puesto que sí, ¿han habido subidones y bajones? definitivamente sí. Ser una sobreviviente consciente y en trabajo diario de sanación, ser una persona funcional y productiva, ser madre, ser persona... una que lucha cada día para que sus demonios no se desaten con sus hijos es una tarea titánica, creo que quizá en este sube y baja lleno de sorpresas he encontrado una nueva estabilidad y por lo mismo ya encuentro el tiempo y tengo la cabeza suficiente para volver a este espacio y dedicarle el tiempo que merece.
He seguido levantando la voz, ahora colaboro con un organismo creado en una importante universidad, he dado mi testimonio para foros y congresos, he tomado cursos y diplomados, sigo conociendo gente que trabaja en la prevención y tratamiento del ASI al igual que sobrevivientes, he ido y venido de terapia, actualmente sigo en ello y algo que me emociona compartirles es que por fin he encontrado el enfoque que ha funcionado para mí: el modelo integrativo personalista, realmente marca un antes y un después en mi proceso.
Muchísimas otras cosas más han ocurrido, es imposible compartir todo en una sola entrada pero regresaré pronto a este espacio a escribir de todo y nada, a contarles lo que es esta nueva cosa de ser #MamáASI y cómo ha impactado en mi proceso con la esperanza que al dejar fluir las palabras los días oscuros se disipen más rápido, con la ilusión de poder ayudar a alguien así como yo he recibido ayuda, aun sin pedirla, de otras mujeres que batallan contra sus secuelas y que veo a sus hijos felices y empoderados, con la convicción de seguir en el camino de sanación al levantar la voz por mí y todos aquellos como yo.
Quiero dar las gracias a todos los que leen estas líneas en este espacio, a los más de 3mil seguidores en Facebook, a quienes me conocen en persona y me preguntan cuándo compartiría algunas líneas, a quienes me han acompañado y siguen acompañándome en este caminar de ser sobreviviente y a todos aquellos que han sumado sus voces a esta causa, y también a quienes se han ido o he dejado ir.
Creo que es un tanto obvia la fecha para regresar a este rinconcito de la red, pudo haber sido otro día, es algo que ya venía pensando desde hace un tiempo pero creo que necesitaba el empujón de la fecha contra el ASI.
A mis hermanos de batalla dedico las ultimas líneas de este post y el soundtrack que lo acompaña...
Felicidades y gracias por seguir aquí, por no dejarse vencer, por reconocerse sobrevivientes y animarse a sanar y crecer, aunque no sea en espacios como este... al comenzar el camino de sanación ya estamos cambiando no solo nuestro mundo sino nuestro entorno, cada vez somos más. Si estás en un día de bajón recuerda que no estás solo, ya somos muchos quienes nos hemos "destapado", recuerda que la ayuda puede estar a un clic de distancia, también busca ayuda profesional. Si estás de subida... qué más puedo decir... a festejar nuestra fortaleza y resiliencia.
Hasta la próxima (no será en años 😊)
La entrada musical de hoy...
Estamos estallando a través de las barricadas y
alcanzando el sol (somos guerreros)
sí, eso es en lo que nos convertimos (sí, eso es en lo que nos convertimos)
Hace unos años escribí una entrada donde hablaba sobre como me sentía con mi cuerpo, hablé un poco de mi abuela y su relación con este tema... pero sólo fue la punta del iceberg.
Puedes leer esa entrada aquí ¿Belleza?
Para ese entonces aún no cortaba mi relación con mi abuela, estaba intentando retomar la universidad y tenía muchos más temas para trabajar en mi curación de los que tengo ahora, hablar de mi figura y mi cuerpo no era muy importante y además sentía mucha culpa de hacerlo. No me siento curada de las secuelas del ASI, aun tengo trabajo que hacer pero poco a poco he ganado terreno.
El asunto es que... no sólo el ASI repercutió en la manera en la que veo, aprecio y cuido de mi cuerpo y mi salud; mi abuela me dañó mucho más creo y los ASI fueron el tiro de gracia.
Siempre fui "rellenita", en un principio, de pequeña, mi abuela me compraba golosinas, me preparaba lo que me gustara y hasta me servía doble sin ningún problema.
Al llegar a la adolescencia las cosas fueron cambiando, llegar a los 15 años es algo muy importante en la cultura latina, y a mis 14 tenía unos 5 o 7 kg de más... no era esbelta o tan bonita como mis compañeras del colegio, así que... bueno, lo bonita no lo podía arreglar, entonces, lo esbelta sí. Una de mis compañeras iba a consultar con un nutriólogo y me animó para ir a verlo, está de más decir que mi abuela fue muy feliz. En cuanto a mi mamá... pues ella libraba las mismas batallas pero su guerra llevaba más tiempo y era más cruda, a ella le pareció bien... ¡vaya que a todo el mundo le pareció bien!. Y a partir de entonces comenzó mi guerra contra mi cuerpo y mi abuela.
La dieta en un principio iba muy bien, hasta que mi cuerpo se acostumbró y sin importar lo que hiciera comencé a ganar 100 gramos, 200 gramos... y el monstruo llamado Anorexia Ajena hizo su aparición, estaba deprimida... hacía todo lo que me indicaban, mi abuela me acusaba de comer chucherías en el cole, mi madre solo se preocupaba, el nutriólogo me llamaba la atención... Me harté, simplemente un día decidí comer unas galletas de chocolate... y el kilo que había ganado se redujo, todo el mundo feliz de nuevo y yo me sentí culpable. Me cambiaron la dieta y además comencé a hacer caminata con mi abuelo, es lo más bonito que recuerdo de todo ese asunto.
Dejé de visitar al nutriólogo pero comenzó el camino de dietas de revista, temporadas de ejercicio extenuantes, de el té de "esto", de el licuado de "aquello", de mirarme al espejo y sentirme horrenda, de sentir la mirada de juez de mi abuela...
Después de dejar de ver al nutriólogo seguí la dieta con uno de eso famosos licuados que tomas dos veces al día, 15 años y haciendo esas dietas y ejercicio, un día simplemente estaba muy cansada y me dormí, no comí ni tomé el dichoso licuado... desperté con hambre pero sabía que no era mi hora de comer, así que una fruta resolvería el problema... tres bocados de pera y vomité hasta el alma, no pude comer una pera otra vez en años, y a pesar de eso tuve que seguir la dieta a pesar de no querer hacerlo.
Según yo había logrado un equilibrio entre el ejercicio, la comida y la propia naturaleza de mi cuerpo, al cual le parece gracioso crear músculo en vez de quemar grasa para empezar. Tenía 16 años y medio, y dos tallas menos y llamé la atención de uno de mis tíos, ¿el resultado? violación. La poca autoestima que había forjado se vino abajo, me escondí tras un fleco y ropa grande, bajé un poco más de peso por la depresión y el estrés pero eso solo yo lo sabía, bajo tanta ropa era difícil adivinar mi figura. Poco a poco recuperé el apetito y el peso, pero a pesar de ser una talla mediana me sentía gorda, pero no me importaba mucho, estaba en mi etapa de limbo, todo era "normal" de nuevo.
Para ese entonces vivía con mi madre, y caminaba mucho... para ir a la preparatoria, cuando salía con mi grupo del coro de la iglesia, así que hasta cierto punto fue una época de paz, aunque mi abuela deseaba que yo fuera más delgada ella estaba satisfecha con mi figura y yo estaba tranquila pues ella estaba feliz, y claro, seguía tomando los tés y las pastillas milagrosas que ella me compraba... incluso comencé a pedírselas.
Y así pasaron los años, y con los años el cuerpo cambia de forma natural, subía y bajaba de peso, iniciaba una dieta y la dejaba, iniciaba una rutina de ejercicio y la dejaba, y con cada renuncia se iban sumando kilos y cada vez el acumulado era más difícil de combatir y el juicio de mi abuela se iba haciendo más duro.
Poco antes de dejar de vivir con mi madre para regresar a casa de mi abuela sólo comía arroz, tomaba dos litros de agua, tomaba no-sé-qué pastilla e iba al gym para hacer una hora de cardio y una hora del circuito de aparatos y pesas, pero no era suficiente para mi abuela ni para mi novio de aquel entonces
"Cuando te pongas más buena tendré que cuidarte más"
¿Más buena?, ya estaba en los 59 kg y comenzaban a notarse mis huesos de la clavícula, ¡tengo piernas y nalgas! ¡tengo la espalda ancha! para mis 1.57 metros era lo ideal, menos peso y me vería enferma...
Pero enferma ya estaba, solo que no lo sabía, esa "Anorexia Ajena" es muy mía, y aunque ningún médico me ha dado un nombre sé que tengo un problema
Iba de un extremo a otro, comía poco o comía mucho, ¡vamos que me gusta comer!, en mis temporadas fuertes de ansiedad me da por la comida, estoy deprimida... comida, estoy contenta... comida. ¿Se dan cuenta? A mí me costó darme cuenta.
Al regresar a vivir con mi abuela mi peso se fue arriba como la espuma, y mi abuela siempre me miraba con asco, siempre llegaba con la pastilla, el té, el licuado o la dieta de moda, y me se aseguraba que yo tomara lo que fuera en su presencia, de lo contrario me cuestionaba pero la manipulación era tan fuerte que no podía mentirle y tirar las pastillas al excusado.
Unos amigos anunciaron su boda y yo deseaba verme bien, dieta de nuevo, pero esta vez contaba con el apoyo incondicional de mi abuela
Desayuno:
dos clara de huevo con dos cucharadas de champiñones
una rebanada de pan integral
una taza de te
Almuerzo
media pechuga de pollo
una taza pequeña de pasta cocida
ensalada de lechuga, pepino y tomate
una taza de te o una lata pequeña de soda dietetica
cena
un tazón pequeño de cereal integral o tres rebanadas de jamón de pavo
una taza de té
entre comidas
la mitad de una barra de cereal o de proteínas o
un tazón de apio cocido
¿Llega eso a las mil calorías? no
Estaba en la carrera, mi placer culpable eran tazas y tazas de café y por supuesto cigarros.
Perdí 25 kg en muy poco tiempo, ayudó que mi pareja en ese entonces me botó y me sentó muy mal además hacía una hora de tae bo y una hora de biking. Mi abuela feliz por supuesto, me comparaba la ropa, zapatos y accesorios que yo qusiera... pero cuando me vestía para salir repasaba mi cuerpo como aquel que examina un pavo antes de cocinarlo, "¿estás en tus días?... te siento hinchada"... "hoy comiste mucha sal... mira... estás hinchada" "vas a salir con tus amigos... no comas mucho" "no sé como es que bajas de peso si comes mucho" (mucho es un bowl de hojas de lechuga y tres pedazos de pechuga de pollo del tamaño de mi pulgar)
Yo no reconocía mi cuerpo, y no podía parar de hacer la dieta o el ejercicio, por supuesto que el día de la boda de mis amigos lucí genial pero no me sentía genial respecto a mi misma, los huesos de mis brazos y hombros ya se notaban, pero como mis piernas y cadera no se veían igual yo tenía que seguir, no era suficiente para mi abuela luego entonces no era suficiente para mi.
Y entonces el hombre con que me casé entró en escena, a el no le importa como me vea mientras yo esté contenta y sobretodo sana, él es de complexión gruesa y lo primero que salió de la boca de mi abuela cuando le conté que salía con él fue "ahhh el gordito, pues cuidate y piénsalo, que luego las personas se ponen como su pareja pero no de flacos"... si estaba feliz en ese momento el encanto murió y volví a su juego, por fin me sentía cómoda y la palabras de mi abuela fueron un comando imposible de cancelar.
Sin embargo poco a poco comencé a comer más sano y a no excederme con el ejercicio, y... mi abuela comenzó a criticarme de nuevo, había recuperado la figura de complexión mediana, estaba feliz porque me casaría con un hombre excepcional y mi abuela no podía dejar pasar ese momento en paz, "si no bajas 5 kilos no voy a tu boda, me quieres ahí ¿no es así?, no te digo esto para molestar, se que me quieres mucho y que quieres que yo esté ahí, esto es solo una pequeña motivación para que te veas bonita, para que la gente te vea bonita"
Me casé, me embaracé y tuve una pérdida... la culpa fue "mi gordura"
No importaba lo que hiciera o dejara de hacer, lo que comiera o no, simplemente mi cuerpo dijo ¡basta!, y subí y subí y subí de peso, y comencé a comer y comer... total.
Y no, la gordura no fue la culpable, padezco Síndrome de Ovario Poliquístico, tan simple y tan complicado como eso entre otras cosas.
Así que mi lucha contra el peso será eterna, punto. Pero para mi abuela no es problema, si por ella fuera yo solo comería alpiste, pero ya la mandé a la mierda hace mucho tiempo. Disfruté saber que lloró al ver unas fotos mías con mi peso actual, no lo negaré... es verdad y no me da pena admitirlo. La última vez que la vi disfruté su mirada de asco, porque yo ya comenzaba a estar en paz conmigo misma pero ella sufría el que yo no me viera "bonita", sufría el no poder controlarme o callarme.
Mi meta ya no es "verme buena", es estar saludable. Ahora estoy en una especie de negación y aunque me cuido no me ocupo mucho como debería, estoy cansada, lo cual tampoco es muy sano. He ido realizando cambios pequeños después de la temporada de valemadrismo gastronómico que tuve, no quiero llegar a mis años dorados pagando las consecuencias de mi descuido, suficiente tengo con las consecuencias del lavado de cerebro de mi abuela.
Los desórdenes alimenticios son míos, y si le llamo a una etapa o conducta Anorexia Ajena es porque todo lo que hice, lo que comí o no comí, no eran por una motivación directamente mía... era para mantener a mi abuela feliz, aunque yo me sintiera mal... aunque yo pensara por momentos que era suficiente nunca era suficiente para ella.
No solo los ASI jodieron la visión de mi misma sino tu también, me da asco lo que hiciste con mi cabeza, pero estoy determinada a no dejarla así porque ya sé, ya soy mas sabia, ahora la responsabilidad es mía y no dejaré que tu siniestra sombra me detenga. No será fácil pero no estoy sola... ¿y tu?
¿Sabes lo que es compartir una comida y crear recuerdos agradables? siento pena por ti.
Hasta nunca abuela, me comeré unos tacos a tu salud y cree que los disfrutaré con muchas ganas...
Aquí estoy de nuevo frente al teclado haciendo un inventario, celebrando otro "cumpleaños"
Hace poco más de un año me despedí de mi abuela, tuve la oportunidad de decir adiós y decirle que la quería, traté de estar en paz y ella me respondió con silencio, está bien... me despedí de la parte de ella que fue mi madre.
Veinte años han pasado desde que rompí el silencio por primera vez, este año esperé con ansia esta fecha, estoy ¡Contenta!... sí, contenta.
El último año estuvo lleno de muchas experiencias, me enfrenté a pruebas difíciles a la hora de relacionarme con la gente y aprendí una gran lección, ser jefe no es lo mismo que ser líder y quien tiene sueños de grandeza se siente amenazado por cualquiera que sea diferente y que no baile a su ritmo. Aprendí también que tengo que ser más directa a la hora de expresar mi opinión. Pude observar desde primera fila que salir de una relación de violencia psicológica no garantiza que no tengas otra relación similar aunque no sea amorosa. Aprendí a ser más cuidadosa cuando mi radar de "gente de mierda" se activa. Me di cuenta que la gente prefiere que seas un hijo de... a ser una persona con una enfermedad mental que tiene tratamiento, prefieren mejor no saberlo y si lo saben al parecer prefieren que no tomes medicamentos porque el simple hecho de escuchar las palabras "antidepresivo" o "ansiolítico" les da miedo y lo usan en tu contra.
Por otro lado conocí gente maravillosa que reconoció mi esfuerzo por salir adelante, que me felicitó por mi valor y conocí gente que incluso dijo estar honrada de haber conocido alguien como yo (aun no me lo creo). He conocido a otros sobrevivientes en persona y he podido sentir un abrazo reconfortante en el alma al momento de verme reflejada en alguien más de una manera tangible. He estrechado lazos con amigas que tal vez jamás abrace en persona pero no por eso dejarán de ser mis hermanas de camino. He conocido gente que confía en mi y en lo que hago para evitar que otros pequeños pasen por lo mismo que yo, gente que valora mi opinión.
Mis lazos familiares han mejorado. La relación con mi madre está sanando... ella está sanando sus propias heridas, me despedí de mi hermano cuando decidió seguir su camino del otro lado del mundo, he visto a mi hermana crecer en su matrimonio; el apego entre nosotros es distante pero me preocupé por ellos e hice lo que estuvo a mi alcance para apoyarles, y aunque ya están grandes no puedo evitar recordar de vez en cuando que eran un par de bebés que apenas comían solos cuando por reflejo simplemente les tapé los ojos y los abracé escudándolos con mi cuerpo una vez que mi tío Jesús en uno de sus "pasones" de droga o borrachera entró a la cocina de casa de mi abuela ensangrentado buscando un cuchillo porque tenía la intención de matar a su entonces esposa. Mi familia política ha sido grandiosa conmigo, respetan mis momentos de antisocial, en los que estoy presente pero sin ganas de interactuar, es el mejor regalo que me han podido dar y eso me hace sentir cobijada y cómoda, no tengo que ser algo que no soy... eso también me ha ayudado a sanar.
Este año lo celebré con un singular bautizo de tinta, después de años de esperar y de descartar opciones por fin decidí que me llevaría a la tumba sin arrepentimiento alguno, y... como es el vigésimo aniversario de una fecha tan especial pues fue doble el regalo
Creo que he comentado algunas veces mi fascinación por Alicia en el País de las Maravillas, y desde hace mucho tiempo tengo un conflicto con la connotación que se le da a la palabra "normal" a la hora de justificar cosas que son dañinas pero que siempre han sido de la manera que son. Vamos... todos tenemos cola que nos pisen...
Todos estamos locos aquí
También soy amante de la ciencia ficción. Todas los sobrevivientes llegamos a un momento en el cual le llamamos monstruo, demonio o cosa a las secuelas del abuso. Yo suelo llamar a esa parte de mi "mis demonios", y mi demonio "especial" es una bestia irracional, instintiva, destructiva, indiscriminadora, llena de ira y odio, es una fuerza primigenia que alguna vez tuvo la intención de acabar conmigo. Esta bestia me ha sido útil pero es impredecible, con el tiempo aprendí a convivir con ella y en vez de gastar energía y tiempo en dominarla por el resto de mis días, decidí comprenderla y aliviar su dolor . Descubrí que esta bestia me mantuvo a salvo muchas veces, su locura mantuvo a salvo mi cordura, en ella residen todas la emociones, sentimientos y pensamientos que tendrían a cualquiera institucionalizado; aunque ya no necesito de esa actitud de animal herido y rabioso necesito algunas de sus cualidades pero es mi trabajo dosificar su energía... al fin y al cabo ella es parte de mi y no lo contrario.
Mi bestia y yo estamos en paz
Quiero agradecer a mis amigos por siempre estar y aceptar mis rarezas ;)
La nota musical de esta entrada de aniversario se la quiero dedicar a mi esposo que ha convivido con la "bestia" más veces de lo que yo hubiera deseado, y que vio en algún momento la belleza única de ese ser impredecible y decidió arroparla aunque pudiera salir lastimado, y gracias a eso mi demonio conoció otra fuerza arrolladora y atemorizante, pacificadora y sanadora... todo al mismo tiempo... el amor incondicional.